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¿Es Justice en vivo el mejor concierto electrónico del siglo? La cruz luminosa brilla más fuerte que nunca en el escenario
Si existe un espectáculo que encapsula la esencia de la música electrónica retro con una visión futurista, ese es un concierto de Justice en vivo. Y no, no es una afirmación exagerada. Lo comprobé en carne propia en su última presentación en el Palacio de los Deportes, donde la icónica cruz luminosa sirvió de altar para una ceremonia sonora que desafió el tiempo y el espacio.
La energía en el ambiente era eléctrica, una mezcla de nostalgia y anticipación. Ocho años de espera no son poca cosa, y cuando los primeros destellos de luz iluminaron el escenario, supe que lo que estaba por venir sería algo más que un simple concierto: sería un viaje. Un ritual donde lo vintage y lo futurista convergerían en un mismo pulso.
Origen de la foto: Justice, arte futurista ante más de 11 mil en el Palacio de los Deportes
Una sinfonía de luces y distorsión
Si alguna vez te has preguntado cómo sonaría la combinación perfecta entre un sintetizador analógico de los 70 y una inteligencia artificial del 2050, Justice tiene la respuesta. Su sonido es un choque de titanes: el funk más crudo se retuerce bajo capas de distorsión, los beats electrónicos rugen como una tormenta en una autopista retrofuturista y cada drop se siente como una descarga eléctrica en la columna vertebral.
Pero no es solo el sonido lo que hace que Justice en vivo sea una experiencia única. La magia ocurre cuando el espectáculo de luces vintage cobra vida. No hay pirotecnia barata ni trucos de humo para disfrazar carencias. Aquí todo es precisión milimétrica: un juego de 11 toneladas de luces y motores cinéticos en perfecta sincronización con la música. Cada destello, cada sombra, cada ráfaga de color tiene un propósito: hipnotizar, envolver, sumergir.
«No es solo un concierto, es una experiencia multisensorial diseñada para hacerte olvidar en qué década estás.»
La cruz luminosa: más que un símbolo, un portal
Hablemos de la protagonista indiscutible: la cruz luminosa. Un simple objeto que ha trascendido su función original para convertirse en un ícono de la música electrónica. Desde que apareció en la portada de Waters of Nazareth, este símbolo ha evolucionado con la banda, adaptándose a cada gira con nuevas tecnologías y efectos visuales.
En esta ocasión, la cruz parecía flotar en el aire, pulsando con cada bajo, reflejando haces de luz como si fuera un prisma sagrado. En algunos momentos, se transformaba en una figura tridimensional que parecía abrirse paso entre dimensiones; en otros, desaparecía por completo, dejando solo la música como protagonista.
«Si Daft Punk nos enseñó a ver la música electrónica como una ópera de ciencia ficción, Justice nos ha demostrado que puede ser un ritual místico.»
Justice y la evolución del concierto futurista
Los espectáculos en vivo han cambiado drásticamente en los últimos años. La simple figura del DJ encorvado sobre su laptop ha quedado atrás, dando paso a experiencias donde la tecnología y la creatividad se fusionan para crear algo completamente nuevo. Justice ha sabido evolucionar con esta tendencia, manteniendo su esencia pero abrazando la innovación.
La clave está en cómo han sabido integrar lo retro y lo futurista en una sola experiencia. Mientras que muchos artistas electrónicos buscan un sonido cada vez más digital, Justice ha optado por rescatar el uso de sintetizadores analógicos, vocoders y efectos vintage, pero combinándolos con herramientas modernas como la inteligencia artificial para secuencias de luces o el diseño sonoro en 3D.
En este aspecto, Justice comparte filosofía con otros artistas que han revolucionado la música en vivo:
- Daft Punk y su legendaria pirámide de luces.
- The Weeknd, que ha llevado la estética cyberpunk a sus conciertos.
- Björk, pionera en el uso de drones y realidad aumentada en sus presentaciones.
¿Hacia dónde va el futuro de los conciertos electrónicos?
El concierto futurista ya no es una fantasía de ciencia ficción. Con avances como la realidad aumentada, los espectáculos inmersivos en realidad virtual y la inteligencia artificial generando visuales en tiempo real, la música en vivo está entrando en una nueva era.
Algunos ejemplos de esta evolución incluyen:
- Travis Scott y su concierto en Fortnite, donde la experiencia dejó de ser física para trasladarse a un mundo digital.
- Jean-Michel Jarre y sus conciertos en el metaverso, desafiando la noción de lo que significa «asistir» a un show.
- Björk en Coachella, que utilizó drones como pantallas flotantes para crear un universo visual en el aire.
¿Podría Justice adentrarse en este terreno? Sin duda. Su identidad visual y sonora se presta perfectamente para explorar experiencias de realidad aumentada, proyecciones holográficas y conciertos híbridos que trasciendan lo físico.
La experiencia Justice en vivo: un viaje sin tiempo
Cuando las últimas notas de Phantom retumbaron en el Palacio de los Deportes, el público quedó suspendido en el aire, como si nos hubieran dejado flotando entre dimensiones. Fue un cierre apoteósico para un espectáculo que desafió cualquier intento de categorización.
Lo que Justice ha logrado es más que un simple concierto: han creado una experiencia sensorial total, un puente entre el pasado y el futuro, un espacio donde la música electrónica no es solo sonido, sino luz, movimiento, energía pura.
«Al salir del concierto, una pregunta flotaba en el aire: ¿y ahora qué? ¿Cómo se puede superar algo así?»
Tal vez la respuesta no esté en el futuro, sino en el presente. Justice no necesita reinventarse en cada gira porque ya han entendido algo que muchos aún buscan: el verdadero poder de la música no está en las herramientas que la crean, sino en la experiencia que genera.
Y esa, amigos, es la verdadera justicia en vivo.
[…] Justice en vivo no es simplemente asistir a un concierto de música electrónica, es sumergirse en una experiencia […]