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Brandi Carlile regresa con fuerza: su álbum más íntimo está aquí ¿Qué esconde “Returning to Myself”, el esperado disco de Brandi Carlile?
Estamos en septiembre de 2025 y el rumor se confirma: Brandi Carlile vuelve a plantarse sola frente al espejo, armada con una guitarra acústica, un puñado de canciones y un título que parece casi una confesión: “Returning to Myself”. Después de años compartiendo escenario, voces y proyectos con leyendas vivas como Joni Mitchell, Elton John o Tanya Tucker, la artista norteamericana se atreve a dar un paso atrás, o quizá hacia adentro, y a enfrentarse a la tarea más difícil de todas: volver a sí misma.
El anuncio no llega en silencio. Lo hace acompañado de un videoclip en blanco y negro dirigido por Floria Sigismondi, donde Carlile deambula sola por la costa y alrededor de una estructura metálica gigantesca. La imagen es simple pero poderosa: un cuerpo humano diminuto frente a una arquitectura que parece devorarlo. Y la voz, rota pero firme, entona: “Returning to myself is such a lonely thing to do… but it’s the only thing to do.” Ahí está el núcleo del asunto: ¿qué pasa cuando la única salida es también la más dolorosa?
La soledad como escenario
Lo más provocador no es el regreso en sí, sino la manera en que Carlile lo verbaliza. En su propia declaración admite que no le gusta pasar tiempo consigo misma. Lo llama aburrido, incluso insoportable. Y sin embargo, reconoce que precisamente por eso debe hacerlo. Una paradoja que late como un corazón incómodo a lo largo del álbum. No hay postureo en sus palabras: la heroína de la voz rota no quiere el viaje, pero lo emprende igual.
“No quiero volver a mí. Y por eso debo hacerlo”, escribe. Esa contradicción podría haber salido de las páginas de un diario filosófico, pero está incrustada en canciones que combinan producción de lujo —con nombres como Andrew Watt, Aaron Dessner y Justin Vernon— y una crudeza que atraviesa cualquier ornamento.
El peso de los otros
Resulta curioso que el regreso en solitario de Carlile no se entienda sin los otros. Sus últimos años han sido un festival de colaboraciones: el renacimiento de Tanya Tucker en While I’m Living, el documental The Return of Tanya Tucker, las históricas “Joni Jams” junto a Mitchell, y un álbum conjunto con Elton John titulado Who Believes in Angels?. Cada encuentro ha sido un canto a la colectividad, a esa “tensa obra de estar juntos” que ella misma reconoce como mucho más interesante que la soledad.
Y sin embargo, aquí está, dándose de bruces contra la tarea de componer sola. El contraste se siente como una especie de retiro forzoso, una vuelta al cuarto propio donde el eco de los aplausos se apaga y sólo queda la pregunta de siempre: ¿quién eres cuando nadie te acompaña?
Origen: Brandi Carlile Is Coming Back to Her Solo Career With New Album ‘Returning to Myself’
Una lista de canciones como confesionario
El álbum, con sus diez temas, parece diseñado como un mapa de esa travesía interior. Títulos como A War With Time, Anniversary o You Without Me sugieren batallas íntimas y ausencias que pesan. Incluso Church & State suena a confrontación entre creencias personales y estructuras externas. Y luego está Joni, un guiño evidente a la maestra que ha marcado gran parte de su vida reciente. Cada canción promete ser una pieza de ese rompecabezas donde el yo se descompone y se reconstruye.
“Volver a uno mismo es un adiós largo”, parece decirnos en clave el título del último tema, A Long Goodbye. Una ironía amarga: regresar no es llegar, sino despedirse constantemente de todo lo que uno fue.
Estética y narrativa visual
El videoclip de “Returning to Myself” es un despliegue técnico en el que nada queda al azar. Desde el dron que recorre la costa hasta la colorimetría de Electric Theatre Collective, pasando por el diseño de producción minimalista de Evaline Wu Huang, todo contribuye a subrayar la soledad monumental de Carlile. Ella, pequeña figura en medio del paisaje, canta a cámara como quien confiesa un secreto que no quiere decir en voz alta.
No es casual que la dirección recaiga en Sigismondi, experta en convertir la fragilidad en espectáculo visual. Sus obras anteriores con artistas como David Bowie o Marilyn Manson también jugaban con esa frontera entre lo humano y lo arquitectónico, entre el cuerpo y la estructura.
El eco de la tradición
Escuchándola, uno no puede evitar recordar ciertos versos de Emily Dickinson: “The soul selects her own society — then — shuts the door”. Carlile parece hacer lo mismo: selecciona su propia compañía y se encierra con ella, aunque lo último que desee sea esa clausura. Y también suena el eco de un refrán antiguo: “Más vale estar solo que mal acompañado”. ¿Pero qué pasa cuando la mala compañía eres tú mismo?
Entre el ayer y el mañana
El regreso de Carlile no se puede leer como un simple “nuevo disco”. Es más bien una declaración sobre la tensión eterna entre compañía y soledad, entre creación colectiva y confesión íntima. El álbum “Returning to Myself” se mueve en esa grieta incómoda. No es un manifiesto de independencia ni una celebración de la autarquía creativa. Es, en cambio, la crónica honesta de alguien que admite su resistencia al silencio, pero que al mismo tiempo entiende que ahí se encuentra la única respuesta posible.
“La heroicidad no está en irse, sino en quedarse”, parece decirnos, desarmando de un plumazo la épica del aislamiento romántico.
“Returning to Myself es la confesión más brutal de Brandi Carlile.”
“Cada canción suena como una batalla íntima entre amor y miedo.”
Mientras tanto, los fans ya pueden pre-guardar el álbum en plataformas digitales y sumarse a la comunidad oficial de la artista en su página web. El disco verá la luz el 24 de octubre bajo Interscope Records y Lost Highway, y promete convertirse en una de las obras más comentadas del año.
La pregunta que queda flotando es inevitable: ¿qué encontrará Brandi Carlile en ese retorno doloroso hacia sí misma? ¿Será un simple tránsito, un alto en el camino, o el inicio de una etapa definitiva donde su voz ya no necesita coro, sino únicamente eco?