¿Qué esconden los Nothing Headphone (1) tras su diseño transparente?

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¿Qué esconden los Nothing Headphone (1) tras su diseño transparente?

Una apuesta retro-futurista que mezcla batería descomunal, controles físicos y el toque sonoro de KEF

Estamos en septiembre de 2025, en un tren rumbo a la Ciudad de México. En mi mochila viajan unos cascos que parecen sacados de una escena de Ghost in the Shell: los Nothing Headphone (1). A primera vista parecen un experimento estético, un juguete cyberpunk para fanáticos de lo raro, pero no tardan en mostrar su fuerza: 80 horas de batería, un sonido afinado con KEF, controles físicos que devuelven el placer de girar y pulsar, y una cancelación de ruido con IA que promete superar los entornos urbanos más ruidosos.

Sí, son transparentes, retro-futuristas, un guiño descarado a la vintage tech que tanto nos atrae, pero al mismo tiempo se plantan frente a los gigantes —Sony, Bose, Apple— como una alternativa real a los AirPods Max o los WH-1000XM6. Y lo hacen con descaro.

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Origen: Los Nothing Headphone (1) tienen más batería que el Nokia 3310 y un diseño sacado de ‘Ghost in the Shell’: son casi perfectos

La transparencia como provocación: ¿diseño o ingeniería?

Recuerdo la primera vez que sostuve unos auriculares transparentes. No eran estos; eran unos de feria, que dejaban ver cables mal soldados. Aquello era barato, pero divertido. En cambio, Nothing se ha tomado en serio ese juego retro: aquí no hay improvisación. El plástico pulido revela drivers, placas y cámaras acústicas como si fueran las entrañas de un reloj suizo.

No es solo estética cyberpunk. Xataka ya señalaba que este diseño abre el debate: ¿pierde durabilidad frente al aluminio de unos Bose o Sony? La respuesta es más compleja de lo que parece. La carcasa transparente resiste más de lo que aparenta y, al no ser metálica, reduce peso y evita que el calor se acumule tras horas de uso. No es un capricho: es un concepto técnico que funciona.

“Cuando ver es creer, la tecnología vuelve a ser emocionante”.

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KEF y Nothing: dos británicos, dos obsesiones

Aquí viene lo interesante: ¿qué hace una firma de altavoces con más de 60 años de historia afinando unos cascos de plástico transparente? La colaboración con KEF no es un sello de marketing. Lo dicen desde KEF México y lo confirma SoundGuys: el tuning está hecho en serio.

El perfil sonoro se siente británico: bajos profundos pero contenidos, medios claros que no se hunden y agudos limpios, sin esa exageración metálica que algunos auriculares “premium” venden como detalle. Es un balance que recuerda al hi-fi vintage, pero adaptado al streaming de 2025.

Y lo curioso es que encaja con la filosofía de Nothing: si su diseño juega a mezclar pasado y futuro, su sonido hace exactamente lo mismo.


Controles físicos: la bofetada al “todo táctil”

He probado demasiados cascos que dependen de deslizar el dedo como si estuvieras acariciando una pecera. Nada contra la modernidad, pero a veces uno quiere algo que funcione sin pensar. Aquí entran en juego el roller (una rueda para volumen), el paddle (una palanca para cambiar de canción) y un botón personalizable.

“Es como volver a tener un cassette en las manos”, pensé la primera vez que moví esa rueda. No hay retraso, no hay gestos malinterpretados. Es directo, físico, analógico. Nada de frotar plástico esperando milagros.

Johnny Zuri:

“El futuro será táctil, decían. Yo digo: el futuro también necesita botones”.


La batería que humilla al mítico Nokia 3310

Los titulares no exageran. 80 horas sin ANC, unas 35 con todo encendido. Nada en el mercado se le acerca: ni los AirPods Max, ni los Bose, ni los Sony más recientes.

En aquel tren a México, pasaron tres días de viaje y no necesité cargarlos ni una sola vez. La sensación es rara: uno deja de obsesionarse con el porcentaje de batería. Lo conectas a cargar solo porque ya ni recuerdas cuándo lo hiciste la última vez.

Vandal lo resumía con humor: “superan al Nokia 3310”. Puede sonar a broma, pero es la realidad. Y si algún día olvidas cargarlos, con 5 minutos de enchufe tienes 5 horas de música. Esa es la diferencia entre viajar con libertad o con el cargador como cadena.


Cancelación de ruido con IA: ¿mejor que Bose y Sony?

La gran pregunta. Nada menos que 42 dB de reducción, ajustándose cada 600 milisegundos en base a un algoritmo entrenado con 28 millones de escenarios. Suena a exageración matemática, pero la realidad es que en un metro abarrotado —o en ese tren de motor ruidoso— el efecto es notable.

¿Supera a Bose? En algunos contextos, sí. ¿A Sony? Depende del oído y del entorno. Pero el matiz clave es la naturalidad: no tienes esa presión artificial que a veces provoca dolor. The Verge apuntaba que este detalle es lo que los hace más cómodos para sesiones largas de vídeo o VR.

Lo que sí falla un poco son los micrófonos en exteriores ruidosos. Es la paradoja: escuchas perfecto, pero al otro lado no siempre entienden igual de bien.


El audio espacial: ciencia, tecnología y un poco de VR

El audio espacial de Nothing no pretende competir con soluciones de Apple, pero tiene algo a su favor: el seguimiento de cabeza está bien implementado y no genera mareos. Lo he probado viendo docuseries de astronomía en VR, y la sensación de inmersión es convincente.

Para quien consume cine de ciencia o series futuristas, es un plus. ¿Cambia la forma de escuchar música? No tanto. Pero si te gusta la tecnología como experiencia —y no solo como sonido— se convierte en un juguete atractivo.


Construcción ligera y cómoda: menos metal, más libertad

Con 329 gramos, son más livianos que la mayoría de competidores premium. Almohadillas rectangulares, espuma viscoelástica, resistencia IP52… incluso sesiones de 4 horas no acaban en dolor de cuello.

Algunos críticos dicen que el acabado “se siente plástico” para su precio. Cierto: no es el lujo frío del aluminio de Apple. Pero aquí está la ironía: esa ligereza es lo que permite usarlos más tiempo sin agotarse. Prefiero ese “plástico transparente” a una diadema que parece casco de astronauta.


Contra el establishment: ¿pueden Nothing desafiar a los gigantes?

299 euros. Esa es la cifra. Frente a los más de 550 de unos AirPods Max, el cálculo es simple.

¿Son mejores en todo? No. ¿Son diferentes y convincentes? Sí.
La autonomía es incomparable, el diseño es único, el sonido tiene el sello de KEF, los controles son un regalo táctil y la estética retro-futurista habla por sí sola.

Sony, Bose y Apple siguen siendo referentes, pero Nothing ha logrado algo raro: poner emoción en un mercado de clones anodinos.


¿Y ahora qué?

El futuro, dicen, es inalámbrico, silencioso y minimalista. Nada de cables, nada de botones, nada de riesgo. Pero los Nothing Headphone (1) vienen a recordarnos que el futuro también puede ser transparente, juguetón, con alma vintage y con más batería que cualquier móvil de los últimos 20 años.

La pregunta es: ¿serán solo un capricho de diseño para amantes del cyberpunk, o un verdadero cambio de rumbo en cómo entendemos la tecnología que usamos cada día?

Johnny Zuri:

“Si el futuro tiene alma vintage, yo me apunto. Aunque sea solo por no cargar el cargador en la mochila”.

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