El Buick Riviera S Type 1979–1985 y su legado en el lujo americano

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La Riviera más sofisticada: El Buick Riviera S Type 1979–1985 y su legado en el lujo americano 🚗✨

El Buick Riviera S Type de 1979 representó un hito en la evolución del lujo estadounidense. Con tracción delantera, suspensión completamente independiente y un motor turboalimentado opcional, este Riviera downsized marcó un gran salto en refinamiento y comportamiento en carretera. Su diseño elegante y su tecnología avanzada lo convirtieron en el modelo más exitoso de la línea Riviera, captando la atención de entusiastas y críticos por igual.

Pero ¿qué tenía este Riviera que lo hacía tan especial? En marzo de 1979, Road & Track puso a prueba el nuevo Riviera en su versión turboalimentada S Type, mientras que unos meses antes Car and Driver ya había expresado su opinión sobre este modelo. Hoy, repasamos lo que dijeron las revistas especializadas y analizamos si este Buick realmente fue el epítome del lujo deportivo o simplemente un experimento audaz de la era Malaise.

Origen de las fotos: Vintage R/T Review: 1979 Buick Riviera S Type – The “S” Stands For “Sharp,” Not “Sporty”


Un Riviera más pequeño, pero no más ligero

En una época en la que los autos americanos estaban en plena transformación debido a las crisis energéticas y las regulaciones ambientales, Buick decidió encoger su Riviera. La reducción de tamaño fue notable: 30 centímetros menos de longitud y casi 18 cm menos de ancho en comparación con el modelo 1978.

Sin embargo, el Riviera perdió solo 30 libras de peso, lo que indica que, más que adelgazar, Buick optó por optimizar la estructura y mejorar la distribución del espacio. A pesar de ser más compacto, este modelo seguía siendo más grande que el icónico Riviera de 1963, aunque más eficiente en su diseño.


La magia del turbo: ¿un truco o un adelanto del futuro?

El gran atractivo de la versión S Type era su motor V6 turboalimentado de 3.8 litros. En plena era de restricciones y motores estrangulados por emisiones, Buick apostó por la tecnología del turbo para extraer 185 caballos de fuerza de un bloque relativamente pequeño. Un número bastante decente en una época donde los V8 grandes estaban siendo castrados por regulaciones ambientales.

«Turboalimentado» era la palabra mágica que capturaba la imaginación de los entusiastas. Sin embargo, las pruebas de manejo revelaron un lado menos glamoroso: tanto Car and Driver como Road & Track notaron que el sistema de control de encendido turbo permitía una cantidad preocupante de detonación antes de intervenir. ¿Resultado? El motor a veces sonaba como si estuviera golpeando piedras bajo el capó. Buick insistía en que esto era «normal». Los conductores, en cambio, no estaban tan convencidos.

A pesar de estos detalles, el turbo le daba al Riviera una personalidad más viva que sus hermanos de plataforma: el Cadillac Eldorado y el Oldsmobile Toronado. Con un diferencial trasero más agresivo (2.93:1 frente a 2.19:1 del Eldorado), el Buick tenía mejor aceleración a costa de sacrificar algo de economía de combustible. En cifras de la época, Road & Track cronometró el 0 a 100 km/h en 9.5 segundos, una cifra bastante respetable para un coupé de lujo de finales de los 70.


Un diseño que dividió opiniones

El Riviera de 1979 adoptó un diseño más anguloso, con una silueta elegante pero con ciertos toques de sobriedad extrema. Road & Track mencionó que la redacción se dividió en dos bandos: algunos lo encontraron sofisticado y bien proporcionado, mientras que otros lo consideraron demasiado formal y conservador.

Lo cierto es que este diseño se inspiraba en el Cadillac Seville de 1975, con un perfil rectilíneo y pilares gruesos que reducían la visibilidad. Esto le daba una apariencia de «bóveda sobre ruedas» que, si bien tenía su encanto, no era precisamente lo más aerodinámico ni ligero visualmente.

A pesar de su diseño algo pesado, la Riviera logró vender más de 52,000 unidades solo en 1979, lo que demuestra que había algo en su estética que seducía a los compradores. Y sí, la mayoría de ellos probablemente optaron por el modelo base, con su V8 de 160 hp y su suspensión aún más blanda.


Interior de lujo… con algunos caprichos discutibles

Si algo tenía el Riviera, era lujo en cantidades industriales. Road & Track alabó la calidad de los materiales y la ausencia de detalles excesivamente «barrocos» que caracterizaban a algunos modelos americanos de la época. Sin embargo, el colorido interior monocromático, con tableros y paneles de puertas completamente tapizados en azul, rojo o verde, generaba opiniones divididas.

«El color azul de este interior es relajante, casi como el de un avión soviético de combate«, comentó con ironía un periodista. Sí, porque aparentemente la Fuerza Aérea Soviética pintaba sus cabinas en tonos similares para reducir la fatiga visual de los pilotos.

Otro detalle peculiar: la instrumentación digital opcional y el sistema «Trip Monitor», que ofrecía datos sobre consumo y velocidad promedio. En teoría, esto le daba un aire futurista, pero en la práctica no incluía indicadores tan básicos como un tacómetro o un medidor de presión del turbo. En su lugar, Buick colocó luces de advertencia con las palabras «TURBO» y «POWER«, lo cual resultaba… poco informativo.


¿Era realmente un auto deportivo?

Buick promocionó la versión S Type como la opción deportiva del Riviera, pero en la práctica, su suspensión y manejo dejaron mucho que desear.

A pesar de contar con un paquete «Rallye», con resortes y amortiguadores más firmes, el Riviera seguía sintiéndose como un coche grande y flotante. La carrocería se inclinaba dramáticamente en curvas, y el sistema de suspensión trasera independiente, aunque técnicamente avanzado, no mejoraba el agarre.

Tanto Car and Driver como Road & Track coincidieron en que el Riviera tenía una gran comodidad de marcha, pero no era un auto con un comportamiento dinámico a la altura de su estética prometedora.

«No esperen que este coche se maneje como un BMW. Es un barco con una gran sala de estar, no un coupé deportivo.» – Road & Track, marzo de 1979.


Un clásico con encanto imperfecto

A pesar de sus defectos, el Buick Riviera de 1979-1985 es un icono de su tiempo. Representa el último gran esfuerzo de Buick por combinar tecnología, lujo y un toque de deportividad en la era del downsizing. Aunque el turbo tenía sus peculiaridades, y la suspensión no estaba a la altura de sus ambiciones, este Riviera capturó la esencia del lujo americano en un momento en que la industria luchaba por encontrar su identidad.

Tal vez nunca fue un verdadero deportivo, pero sigue siendo un coupé elegante, cómodo y con una historia intrigante. En retrospectiva, el Riviera S Type fue un experimento adelantado a su tiempo, pero con un pie en la tradición del «brougham» americano de los 70.

Hoy, en un mundo donde los coupés de lujo han desaparecido casi por completo, el Riviera de esta generación es un recordatorio de una época donde el lujo aún tenía personalidad propia.

🔹 ¿Te gustaría manejar un clásico como este? ¿O crees que el Riviera fue un intento fallido de Buick en la era del turbo? 🚗💨

 

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