Todo se basa en un artefacto capaz de leer mil veinticuatro puntos de datos (ondas cerebrales) y transformarlos en luces y movimiento en el cuerpo del o la modelo. De una ojeada, no comprendes el nombre Pangolin, y es entonces cuando ves que la modelo está pertrechada con los sensores, y todo cobra sentido. ¿O no?
Wipprecht se asoció con la compañía de neurotecnología Gtec y JKU para dar la vida a este proyecto y es una exploración interesante de cual es la forma en que se pueden emplear los datos biológicos en nuestra apariencia diaria.
Origen: Driving Fashion With Brain Waves: The Pangolin | Make: