Barbarella Metroid y Mach Rider: El striptease espacial del cine retro.

5 mins read

Barbarella Metroid y Mach Rider esconden un secreto de deseo. El striptease espacial que une cine retro y videojuegos futuristas

Estamos en un tiempo suspendido entre décadas, orbitando entre los años sesenta del cine pop y los ochenta del videojuego japonés, y me topo con un hallazgo que aún hoy me sigue pareciendo fascinante: Barbarella, Metroid y Mach Rider comparten un mismo gesto narrativo, un “striptease” de identidades que va mucho más allá del erotismo. Se trata de un lenguaje que juega con la sorpresa, con el deseo y con la máscara, y que termina influyendo en cómo entendemos la ciencia ficción, el diseño y hasta la relación entre jugador y pantalla.

Barbarella Metroid y Mach Rider: El striptease espacial del cine retro. 1

https://www.tumblr.com/elcomfortador/792596053870379008

Me obsesiona esa conexión porque lo que parece un simple gag sensual en 1968 —Jane Fonda flotando en gravedad cero, quitándose guantes y botas hasta revelar el rostro tras un espejo interior— resuena de manera inesperada en el joystick, décadas después, cuando Samus Aran se despoja de su armadura o cuando el misterioso Mach Rider se revela como mujer en la versión arcade. El mismo truco, con distinta música de fondo.

barbarella abre el telón en ingravidez

La primera vez que vi esa secuencia entendí que no era un desnudo gratuito, sino un manifiesto. Jane Fonda no solo se quita un traje espacial plateado diseñado por Jacques Fonteray; se quita también el anonimato que le da la armadura. La cámara se recrea en el guante que flota, en las botas que caen, en el casco que por fin baja su espejo y muestra el rostro. Todo bañado por la fanfarria pop de los créditos y un decorado “mod” que parece salido de un escaparate futurista.

Aquella escena, inspirada en el cómic de Jean-Claude Forest y filtrada por el hedonismo de Roger Vadim, creó un ícono retrofuturista que, como una chispa, incendió la retina de diseñadores y espectadores. El detalle del espejo es casi cruel: la heroína se mira y se deja mirar, consciente de que su identidad es un espectáculo.

Barbarella Metroid y Mach Rider: El striptease espacial del cine retro. 2 Barbarella Metroid y Mach Rider: El striptease espacial del cine retro. 3

“El cuerpo se convierte en escenario cuando la máquina cae al suelo”, me digo siempre que reviso ese arranque.

del cine al cartucho el truco se recicla

Décadas más tarde, Nintendo recoge ese mismo recurso y lo convierte en mecánica de juego. En Metroid (1986), la sorpresa llega al final: si completas rápido la partida, Samus aparece con menos armadura, revelando que ese guerrero en traje blindado era en realidad una mujer. El mito de Samus nace precisamente de ese golpe de expectativa, y no es casual que la manualística anglosajona inducía al jugador a creer lo contrario.

Pero un año antes, en Mach Rider (1985), la pista ya estaba tendida. En la versión arcade, al superar niveles se van mostrando fragmentos de una mujer en leotardo blanco. El jugador espera descubrir un “héroe” escondido tras la moto y la armadura, pero el clímax es femenino, pixelado y progresivo. Como un striptease por etapas, a golpe de fase superada.

Y aquí surge la chispa: ese leotardo blanco recuerda demasiado al traje que Barbarella viste tras estrellar su nave, con botas de silueta idéntica y un escote pronunciado. ¿Casualidad, homenaje o simple rima cultural?

ecos estéticos de un mito

El paralelismo entre Barbarella y la mujer revelada en Mach Rider no está certificado en ningún documento de diseño, pero resulta difícil ignorarlo. En la traducción al pixel art se pierden ornamentos, pero se conserva lo esencial: la silueta blanca, la sensualidad simplificada y el gesto de la revelación como recompensa.

Lo fascinante es que ese juego de ocultar y mostrar atraviesa medios distintos sin necesidad de causalidad directa. Basta pensar en Leia disfrazada de Boushh en 1983 para entender que el tropo ya circulaba. Barbarella fija la gramática, Mach Rider la traduce en sprites, Samus la convierte en mecánica de tiempo y logro. Un mismo idioma con tres acentos.

“El secreto no es el cuerpo que aparece, sino el tiempo que tardamos en verlo”, anotaba Thrilling Tales of Old Video Games al trazar este parentesco.

barbarella como mito eterno

Más allá de este puente con Nintendo, Barbarella consolidó un arquetipo estético que sigue brillando. El vestuario diseñado por Fonteray, con toques medievales, samuráis y orientales, se convirtió en un banco genético para todo lo retrofuturista que vendría después. El film fue un éxito en Reino Unido, se convirtió en la segunda película más taquillera de 1968 allí, y dejó imágenes imborrables: naves acolchadas, trajes imposibles y un “orgasmatrón” que aún hoy se cita con sonrisa culpable.

Jane Fonda recuerda ese rodaje como un trance de pudor y vodka. Qué ironía: mientras nosotros vemos la perfección icónica del striptease en gravedad cero, ella se debatía entre el vértigo y el alcohol para soportar la exposición. Esa grieta humana hace que el mito resulte todavía más interesante.

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

el traje como máscara de género

Si algo aprendemos de este recorrido es que la armadura no es neutra. El traje espacial o blindado funciona como máscara: oculta el género y permite que el espectador rellene con sus prejuicios. Cuando finalmente cae la máscara, el efecto es doble: sorprende y delata al público. Lo que parecía masculino se revela femenino, y lo que parecía fuerza bruta se convierte en cuerpo, deseo y elección.

En Barbarella, ese giro ocurre en el minuto uno. En Metroid, es recompensa final. En Mach Rider, se dosifica por pantallas. Tres maneras de administrar la misma droga narrativa: la anticipación.

del striptease al diseño de mecánicas

Lo más interesante es que este recurso no depende del erotismo explícito. La clave es el ritmo: la espera, el momento en que la máscara cae. Convertido en mecánica, este principio abre infinitas posibilidades. Nintendo lo entendió y lo aplicó a logros, tiempos y progresos. Hoy, en plena era de avatares y skins dinámicos, seguimos jugando con capas que se quitan y se ponen, revelando logros, datos, historias personales.

“El futuro será un striptease de identidades más que de cuerpos”, pienso cuando comparo Barbarella con un menú de personalización en un videojuego actual.

la risa pop como energía

Hay algo que nunca conviene olvidar: Barbarella no es solemne. Su erotismo camp, sus objetos fálicos de plástico y sus coreografías ridículas funcionan porque se ríe de sí misma. Ese humor pop es parte de la energía que la mantiene viva en la memoria colectiva. Del mismo modo, Mach Rider y Metroid no funcionan solo por el giro narrativo, sino porque lo insertan en un contexto jugable que pide repetición, dedicación y paciencia.

“Haz el amor y no la guerra” se convirtió en lema visual, y en cierto modo también en mecánica de diseño.

mirada al mañana

Si algo me queda claro es que este legado no se ha agotado. Hoy, con exoesqueletos inteligentes, realidad aumentada y avatares modulados por IA, el “striptease” puede ser reinterpretado como narrativa ética: revelar no piel, sino historias, elecciones, poder personal. Imagino un futuro en el que el leotardo blanco de Barbarella se transforme en un skin dinámico que muestre tus logros vitales, como un póster de 1968 reeditado en 2048, brillante y vinílico, orbitando otra vez en gravedad cero.

La pregunta que me hago es sencilla y peligrosa: ¿seguiremos necesitando quitar máscaras para sentir deseo y sorpresa, o inventaremos un nuevo juego donde la revelación ya no dependa del cuerpo sino de la imaginación?

24 / 100 Puntuación SEO

Si quieres un post patrocinado en mis webs, un publireportaje, un banner o cualquier otra presencia publicitaria, puedes escribirme con tu propuesta a direccion@zurired.es

JOHNNY ZURI - EL MEJOR CURADOR RETRO-FUTURISTA DE CONTENIDOS EN VARIOS MULTIUNIVERSOS A LA REDONDA...

HISTORIA PREVIA

¿Son las Casas cápsula para el mercado futuro o son un simple espejismo?

NUEVA HISTORIA

El steampunk regresa con fuerza ¡Me encanta este estilo retrofuturista!