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Laufey A Matter Of Time es el cuento retro que nadie esperaba. Laufey: A Matter Of Time y el jazz pop futurista que rompe esquemas
Estamos en agosto de 2025, y el eco de Laufey A Matter of Time ya resuena como si fuera un latido colectivo, un reloj sonoro que se acelera justo cuando la medianoche amenaza con deshacer el hechizo. Desde la primera escucha, este álbum se siente como esa escena inolvidable en la que Cenicienta descubre que el tiempo se acaba, corre, tropieza, pero sigue adelante con el corazón golpeando contra el pecho. ¿Qué es esto si no una metáfora perfecta para la vida moderna, donde la magia y el vértigo se abrazan sin pedir permiso?
La primera impresión es clara: Laufey ha decidido reinventar el retro romántico. Lo que antes sonaba a encanto pulido, como en Bewitched, ahora aparece más crudo, menos complaciente. Aquí el cristal del zapato se astilla, la carroza chirría y aun así seguimos fascinados. Porque lo que importa no es la perfección, sino la verdad emocional que se filtra por cada grieta.
Origen: Laufey shares the Cinderella stories behind her new album
El latido de medianoche: una Cenicienta ansiosa y contemporánea
La metáfora de Cenicienta no es un adorno, sino el núcleo narrativo del disco. Laufey lo explica con una sinceridad que desarma: ese momento en que las campanas marcan las doce es la esencia de A Matter of Time. Solo que esta vez no hay un príncipe garantizado ni un final complaciente. Hay ansiedad, belleza, urgencia y la sensación de que correr puede ser la única forma de sobrevivir al encantamiento.
Y es precisamente ahí donde el cuento de hadas se rompe y se vuelve humano. En lugar de ofrecernos un relato perfecto, la artista nos lanza a un bosque emocional donde cada acorde parece un paso en falso y cada verso, un espejo deformado. «No es Cenicienta la que espera el rescate, es la Cenicienta que se mira al espejo y se descubre imperfecta».
Aaron Dessner y la alquimia del sonido
La entrada de Aaron Dessner en la producción abre un universo paralelo. Conocido por dar a Taylor Swift un aire épico en Folklore, aquí aporta una arquitectura emocional que convierte el pop-jazz de Laufey en un escenario de luces y sombras. El resultado es un jazz pop futurista, donde las cuerdas conviven con sintetizadores discretos, donde un violonchelo grabado capa sobre capa se transforma en “la orquesta imaginaria de Laufey”.
Spencer Stewart, su colaborador habitual, completa la ecuación. Mientras Dessner lleva la música a las alturas, Stewart sostiene la intimidad. Esa dualidad convierte cada tema en un diálogo interno entre lo familiar y lo inexplorado, entre el susurro y la tormenta.
Entre vinilos y algoritmos: el álbum vintage que viaja al futuro
Uno de los encantos irresistibles de este álbum es su capacidad para sonar vintage sin quedar atrapado en la nostalgia. La producción utiliza el estudio como un instrumento en sí mismo, jugando con texturas que evocan vinilos gastados pero que al mismo tiempo se adaptan a las listas digitales. Es como escuchar un gramófono alimentado por inteligencia artificial: una paradoja deliciosa.
En sus canciones se entrecruzan géneros improbables. Está el folk islandés, que arrastra ecos de su tierra natal; el country en “Clean Air”, homenaje a Dolly Parton y Linda Ronstadt; el soplo delicado de la bossa nova; y, claro, el jazz como columna vertebral. Esa mezcla crea un tejido sonoro que desafía las etiquetas.
Sabotage: cuando el cuento de hadas se derrumba
El clímax del disco llega con “Sabotage”, un tema que empieza como una balada íntima al piano y termina convirtiéndose en un torbellino. Spencer Stewart lo definió como “la representación de alguien perdiendo la cordura”, y la descripción no podría ser más precisa. La canción avanza como si el castillo encantado empezara a resquebrajarse desde dentro, con cada acorde descolocando más al oyente.
Aquí no hay zapatilla de cristal ni final feliz. Hay confesión brutal: Laufey se enfrenta a la verdad de que muchas veces somos nuestro propio enemigo. Y lo hace sin pudor, desnudando la fragilidad que otros preferirían ocultar.
Voces del pasado que dialogan con el futuro
El timbre de Laufey recuerda inevitablemente a Ella Fitzgerald y Billie Holiday, pero lo que la diferencia es la manera en que utiliza esa herencia para hablar de hoy. Su vibrato clásico se entrelaza con letras que podrían haber sido escritas en un diario adolescente, con confesiones íntimas sobre amistades rotas, miedo al amor y la extraña sensación de fracasar mientras todo parece perfecto desde fuera.
Es el retro romántico con una vuelta de tuerca. Una especie de diario vintage escrito en clave de algoritmo. Suena a vinilo rayado, pero también a playlist compartida en Spotify a medianoche.
La dualidad del tiempo: amor y pérdida
El título A Matter of Time encierra un juego brillante. Por un lado, es la promesa de que tarde o temprano el amor llegará. Por otro, la advertencia cruel de que todo amor está condenado a extinguirse. “El reloj late tanto en el inicio como en el final”, parece susurrar la artista.
El álbum está plagado de referencias temporales: campanas, relojes, tics, ecos que marcan la caducidad de la magia. Cada pista recuerda que la vida no es un cuento eterno, sino un instante fugaz que se escapa entre los dedos.
Una estética retro romántica con guiños al mañana
Más allá del sonido, Laufey también ha construido un universo visual coherente. Su estilo retro romántico mezcla lazos, encajes, volantes y hasta zapatillas de ballet francesas. Es un armario que parece sacado de una película de época, pero siempre con un guiño juguetón a lo moderno.
Ese contraste refuerza la narrativa: una artista que abraza la dulzura y la vulnerabilidad como armas de fuerza. Porque, aunque parezca contradictorio, ser frágil también es una forma de poder.
El impacto cultural: un puente entre generaciones
Laufey no solo está conquistando listas, sino que ha logrado algo más difícil: tender un puente entre los amantes del jazz clásico y la Generación Z. Su música es un terreno común donde Billie Holiday puede convivir con TikTok, donde los abuelos reconocen ecos de su juventud mientras los nietos encuentran letras que hablan su idioma.
«La nostalgia se ha convertido en un arma de futuro». Esa frase resume lo que significa este proyecto: un experimento temporal que se niega a pertenecer a una sola época.
El futuro del jazz pop ya llegó
¿Es A Matter of Time solo una moda pasajera o el inicio de un canon nuevo? La pregunta queda abierta. Lo cierto es que Laufey ha construido algo atemporal. Un disco que, como las campanadas de medianoche, nos recuerda que todo lo bello es frágil y que el tiempo siempre corre en nuestra contra.
La cuestión es simple y brutal: ¿qué haremos nosotros cuando den las doce? ¿Correremos como Cenicienta con el corazón en la boca o nos quedaremos quietos, esperando un milagro que quizás nunca llegue?
“El reloj late tanto en el inicio como en el final.”
“La nostalgia se ha convertido en un arma de futuro.”