El comercio mundial de comestibles se encara a vulnerabilidades en las sendas comerciales por el cambio climático. En 2017 aparece un estudio que apunta que a raíz de la inestabilidad climática se puede generar una interrupción de la productividad alimenticia por distintas catástrofes naturales como las tormentas y las inundaciones, afectando a las rutas comerciales y limitando significativamente el flujo de comestibles por todo el planeta.
La Organización no Gubernamental que hace el estudio trabaja para edificar un planeta sustentable, próspero y justo. Y estima que resulta prioritario adoptar medidas para eludir la interrupción del flujo de comestibles de los que dependen bastantes personas. Comestibles que son transportados por medio de diferentes rutas comerciales a las que llaman ‘cuellos de botella’, por tierra y por mar.
En el informe se explica que los cuellos de botella en las rutas comerciales son esenciales para la seguridad alimenticia. Un ejemplo, los canales de Panamá y Suez, la red ferroviaria estadounidense y las carreteras de Brasil…
Estas sendas comerciales por donde se mueve un elevado volumen de productos alimenticios esenciales, se consideran los eslabones más flojos de la cadena de suministros. Los especialistas comentan que están cada vez en mayor peligro de interrupción o bien de cierre debido a los cambios climáticos.