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¿Por qué miles de personas se quitan los pantalones en el metro? NO PANTS SUBWAY RIDE es la performance más surrealista del siglo
Viajar en metro puede ser muchas cosas, pero NO PANTS SUBWAY RIDE es otra historia 🚇. Una historia sin pantalones, literalmente.
Hace tiempo descubrí que la rutina urbana se puede desmontar con un solo gesto. Tan sencillo como no ponerte los pantalones. Eso fue lo que pensé cuando, una tarde cualquiera de invierno, me sumergí en la estación de Ventas en Madrid y vi a un tipo en calzoncillos leyendo el Marca como si tal cosa. Nadie decía nada. Otro más bajó en Ópera, con gorro de lana, bufanda y slip de Pikachu. Así empezó mi obsesión con el evento más absurdo, provocador y fascinante de la cultura urbana contemporánea: el NO PANTS SUBWAY RIDE.

Puede parecer que este tipo de cosas no son más que humor y tonterias, y probablemente tengamos razón, pero no está de más el sentido del humor si no se le hace daño a nadie.
NO PANTS SUBWAY RIDE: Enseñando chicha con mucho humor
¿Qué hay tras «No Pants Subway Ride»?
Tras la acción se halla el colectivo de artistas de la ciudad de Nueva York «Improv Everywhere». En la página de comienzo de su ramificación alemana, los iniciadores escriben: «El acontecimiento está destinado a ser una suerte de teatro de calle y un espectáculo público». El principal objetivo es hacer sonreír a el resto de los pasajeros. No más y no menos.
Todos pueden participar, solo los pantalones no están tolerados
Las reglas son así de sencillas. Solo están prohibidos los pantalones, para participar. Y todos, y todas pueden participar. Si deseas unirte, solo tienes que quitarte los pantalones o la falda y tomar el metro. Todo continúa igual que de costumbre, solo que se ven algunas escenas poco cotidianas. Y muchas risas, y más importante aún: sonrisas. Se trata de ver los ojos de las otras personas encontrándose con el sentido del humor, la simpatía y el optimismo, y el entretenimiento de vivir.
En Alemania esta concentración contó con un pequeño requisito. Los organizadores alemanes solicitaron no emborracharse y no seleccionar lencería ajustada. Deseaban divertirse, no provocar.
NO PANTS SUBWAY RIDE: Enseñando chicha con mucho humor
¿Los USA son timoratos? A propósito!
La urbe donde todo empezó es la líder. Nueva York. Pese a todas y cada una de las temperaturas invernales, más de 4000 personas se encontraron en el metro sin pantalones cada uno de los últimos años. Y ya vamos por el 2018. Esto no es exhibicionismo, afirma Jay Zalowitz. Es una exquisitez espontánea y pretende alegrar el día de la gente. Se encuentran con soldados en el camino de regreso desde el aeropuerto de Oakland y deberíais ver la sonrisa que esto les trajo a la cara.
Vestidos de este modo, los pasajeros se suben al transporte público y fingen que un viaje en tren sin pantalones en invierno es lo más normal del planeta. De nuevo en dos mil dieciocho se crearon imágenes entretenidas, que se compartieron en las redes sociales bajo el hashtag #nopantssubwayride y que ocasionan muchas sonrisas.
NO PANTS SUBWAY RIDE: Enseñando chicha con mucho humor
CHICAGO
El invierno es típicamente la época en la que los habitantes de la ciudad de Chicago se preparan para enfrentar temperaturas en negativo, mas para un pequeño conjunto de personas, es una señal para desvestirse y tomar el tren. El camino anual de metro No Pants retorna a la línea roja el último día de la semana siete de enero y todos pueden participar en el entretenimiento, siempre que sigan las reglas.
Fundado por el colectivo de comedia neoyorkino Improv Everywhere, el No Subtours Subway Ride tiene lugar en trenes de todo el planeta. Los participantes suben a un tren en lencería y actúan totalmente normal, al tiempo que otros humanos desprevenidos meditan sobre la presencia de múltiples pasajeros sin pantalones. La meta es entretener y confundir en vez de excitar. A todos y cada uno de los participantes se les demanda utilizar lencería que cubra todas y cada una de las áreas más privadas de sus cuerpos.
La edición de la ciudad de Chicago de No Pants Subway Ride sale de la estación Loyola Red Line a las 12:30 y cualquiera que desee divertirse debe llegar a mil doscientos diez West Arthur Avenue antes del mediodía y traer consigo unos pantalones para mudarse tras el viaje. En el momento en que el tren llega al Loop, los participantes normalmente se reúnen en la plataforma de un tren para contar su camino y posar para las fotografías.
El origen sin pantalones de una performance global
Todo comenzó con una broma entre amigos. En Nueva York, allá por 2002, siete personas decidieron bajarse los pantalones en diferentes estaciones del metro como si no se conocieran, sin reírse, sin escándalos, simplemente… sin pantalones. Lo llamaron NO PANTS SUBWAY RIDE y fue ideado por el colectivo de intervenciones urbanas Improv Everywhere, expertos en convertir lo cotidiano en teatro del absurdo.
El experimento social se replicó. Una y otra vez. Primero en otras estaciones. Luego en otras ciudades. Al cabo de unos años, ya eran más de 60 las metrópolis que imitaban este ejercicio de disonancia urbana. Y lo que comenzó como una gamberrada neoyorquina, se convirtió en una performance social, una especie de teatro invisible que rompía la normalidad en los lugares más rutinarios: los vagones de metro.
«Nada es más escandaloso que lo normal visto con ojos nuevos»
Y eso es lo que consigue este evento. Pone un espejo distorsionado frente a la cotidianidad. Ver gente en ropa interior en pleno enero, actuando como si todo fuese normal, revela hasta qué punto dependemos de convenciones visuales para juzgar la realidad. Si llevan abrigo, bufanda, mochila y cara de lunes… ¿de verdad falta algo?
Madrid sin pantalones y con mucha guasa
En España, como era de esperar, tardamos poco en sumarnos a la fiesta. La capital celebró su primer NO PANTS SUBWAY RIDE en 2011, y desde entonces, Madrid sin pantalones se ha convertido en una tradición. No tan multitudinaria como en Londres o Nueva York, pero sí con ese toque castizo de quien lo hace “por el cachondeo”.
La estación de Ventas ha sido el epicentro. Allí se reúnen los participantes, muchos de ellos estudiantes Erasmus que han oído hablar del evento en alguna fiesta, y que creen que quitarse los pantalones en el metro es la mejor forma de integrarse. Y quizás lo es. Porque en ese vagón todos tienen algo en común: la absurda naturalidad con la que están en ropa interior.
Hay reglas, claro. No ropa interior provocativa, no tangas, no leotardos con mensaje. Se busca el desconcierto, no la provocación. Lo divertido es ver señores trajeados mirar de reojo a alguien con calcetines altos y bóxers de rayas sin saber si es una broma o un brote.
«La normalidad se finge mejor en ropa interior»
Un flashmob urbano que no es tan espontáneo
Aquí viene la ironía: lo que parece improvisado está minuciosamente orquestado. El NO PANTS SUBWAY RIDE es un flashmob urbano, pero uno que se planifica con semanas de antelación. Grupos de Telegram, eventos en Facebook, indicaciones concretas: lugar, hora, actitud.
“Actúa normal”, dicen las instrucciones. No rías, no interactúes con otros sin pantalones. Si alguien te pregunta, responde que olvidaste los pantalones en casa. Así, con esa seriedad marciana, se construye la magia. Un teatro colectivo donde todos son actores sin saberlo.
Las redes sociales han sido fundamentales. No solo para coordinar, sino para amplificar. Un vídeo viral puede cruzar océanos en segundos. Una imagen de un vagón lleno de piernas peludas con bufanda ha hecho más por la cultura alternativa que mil panfletos.
El cuerpo como espacio público
Hay algo profundamente subversivo en mostrar las piernas. Lo dijo un filósofo que no recuerdo ahora: “El cuerpo es político”. Pero aquí no se trata de ideología, sino de humanidad. De recordar que todos tenemos muslos, que las piernas no muerden, y que en el fondo, bajo el uniforme, todos estamos un poco desnudos.
El evento nos fuerza a mirar sin querer mirar. Nos saca del piloto automático. Porque sí, podemos soportar un tipo gritando por teléfono, un perro con zapatillas, incluso un artista callejero disfrazado de dinosaurio. Pero alguien sin pantalones… eso no.
«La transgresión no es gritar, es susurrar lo inesperado»
De broma local a evento global
El evento ha viajado. Londres lo llama No Trousers Tube Ride. En Berlín, los participantes lo combinan con cerveza. En Moscú, alguna vez acabaron en comisaría. En Tokio, lo hacen con una delicadeza tan extrema que parece coreografía. Cada ciudad adapta, cada ciudad filtra el absurdo con su propio filtro cultural.
Pero en todas hay una constante: ese pequeño cortocircuito de la realidad. Esa risa contenida. Ese “¿pero qué está pasando?”. Y detrás de todo, un mensaje sencillo y poderoso: la ciudad también es un escenario. No todo tiene que ser funcional. A veces, hay que hacer algo inútil para recordar que estamos vivos.
La pausa pandémica y el dilema del futuro
La pandemia detuvo todo. Por primera vez desde 2002, NO PANTS SUBWAY RIDE no se celebró en Nueva York. El silencio fue incómodo. Como si el absurdo también necesitara su distancia de seguridad. Sin embargo, en otras ciudades el evento resurgió con mascarillas, desinfectante y las mismas ganas de no llevar pantalones.
Pero el parón también hizo reflexionar. ¿Puede algo seguir siendo transgresor cuando se convierte en tradición? ¿Y si el evento ya no sorprende? ¿Si el pasajero del vagón simplemente se ríe y lo sube a TikTok sin asombrarse?
Tal vez el futuro del evento esté en la metamorfosis. Realidad aumentada, performances híbridas, narrativas invisibles. O quizás, solo quizás, siga siendo lo mismo: gente normal haciendo algo anormal con la mayor naturalidad del mundo.
Lo que queda cuando te quitas los pantalones
A veces pienso que el NO PANTS SUBWAY RIDE no trata de ropa. Trata de atrevimiento. De romper la línea recta de lo esperado. De decir “yo también puedo hacer el ridículo y seguir siendo digno”.
Porque sí, puede parecer una tontería. Pero el mundo necesita más tonterías bien hechas. Más risas discretas. Más cuerpos normales en ropa interior haciendo cosas normales. Y más recordatorios de que, debajo de todo, solo somos humanos intentando pasar el día sin perder el alma en el intento.
“El mundo está lleno de gente seria que necesita reírse de vez en cuando”
“A veces, la única manera de vestirse es desvestirse un poco”
¿Y tú? ¿Te atreverías a subir al metro sin pantalones?
¿Harías el ridículo solo por ver la cara del resto? ¿Por sentirte parte de una broma compartida con miles de extraños? ¿Por reconectar con algo tan básico como la espontaneidad?
Quizás no sea necesario que lo hagas. Quizás solo con saber que existe ya empieces a mirar el metro de otra manera.
O quizás… el próximo enero, nos veamos en Ventas. Sin pantalones, pero con una gran historia que contar.
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