Un equipo internacional de astrónomos ha anunciado el descubrimiento de un posible exoplaneta “planeta océano” que orbita alrededor de una estrella en un sistema binario a solo 100 años luz de la Tierra. El exoplaneta, bautizado como TOI-1452b, es ligeramente mayor en tamaño y masa que la Tierra, y también se encuentra en la “zona habitable”, es decir, en la región de Ricitos de Oro de su sistema estelar receptor, donde podría existir agua líquida en su superficie.
TOI-1452b podría ser el primer ecosistema que sustenta la vida en un mundo acuático.
¿Puede el ser humano vivir en un “planeta de agua”?
Ahora cabe preguntarse si alguien como nosotros, los humanos, pueden vivir en un planeta así.
En este sentido, ya se han hecho informes según los cuales las ciudades sobre el agua no sólo serán una realidad, sino que también serán nuestros lugares favoritos para vivir. Las comparan con las islas flotantes de la película Waterworld.
Este tipo de estudios y proyectos en este sentido me parecen intrigantes porque exploran una solución morfológica y tipológica que venimos aplicando desde hace décadas en la arquitectura. La idea de vivir en ciudades sobre el agua no es nueva, pero lo que sí es novedoso es la posibilidad de utilizar nuevas tecnologías que lo hagan posible, al menos en teoría.
Nuestros océanos son cada vez más un receptáculo de todo tipo de contaminación, así como la mayor fuente de energía del mundo. Además, son vitales para la salud de nuestro planeta, siendo cruciales en la absorción del dióxido de carbono atmosférico y su regulación térmica. Por ello, no sería excesivo considerarlos como una especie de nuevo espacio habitable para el ser humano; de este modo, no tenemos que utilizar el suelo para la creación de ciudades que sólo genera grandes cantidades de residuos y emisiones de gases de efecto invernadero.
Hay investigaciones que se basan en la construcción de ciudades flotantes, que no son simples barcos transformados en viviendas, sino que son el resultado de un proceso de reflexión relacionado con la forma de organizar el espacio en estos lugares que nos permiten vivir de forma óptima.
Las ciudades acuáticas han sido un tema recurrente en la ciencia ficción durante décadas. El primer ejemplo de una ciudad imaginaria de este tipo es la Atlantropa, una utopía del arquitecto alemán Herman Sörgel presentada en 1928 y basada en la idea de desviar las aguas del Mediterráneo para llenar el Sahara. El ejemplo más verosímil y reciente es la Atlántida, una mítica ciudad submarina que fue descrita por primera vez en dos diálogos de Platón hacia el 360 aC y que inspiró el diseño de muchas ciudades.
Podremos vivir en ciudades sobre el océano en un futuro próximo
Ahora quizás, esperamos que sea la arquitectura marciana, el siguiente paso en la evolución de nuestra especie.
+ en: Astronomers Discover Apparent “Ocean Planet” 100 Light-Years From Earth
https://twitter.com/i/events/1562834707221716998
El paraíso de los multimillonarios: las ciudades construidas sobre el agua serán una realidad
Todo esto está muy bien pero ¿Podríamos los humanos vivir en un planeta océano?
Los Bajau Laut viven en las costas de Filipinas, Indonesia, Malasia y Brunei y son conocidos en todo el mundo como “nómadas del mar”. Este nombre se debe a que los Bajau han vivido literalmente en el mar durante al menos 1.000 años. ¿Pero cómo es que viven en el mar?
Los Bajau viven experiencias de la pesca y la recolección de alimentos en los arrecifes de coral. Para ello utilice lanzas y pequeñas redes para pescar. Sus casas se llaman “perahu”, que significa “barco”. Las perahus están hechas de palmeras que crecen en las zonas costeras o de manglares. Las paredes de estas chozas están hechas de palos de bambú atados con ratán. No hay puertas ni ventanas en estas chozas porque no quieren que el agua de la lluvia o de las olas entre en ellas. En lugar de eso, cierran sus chozas cuando llueve o cuando hay una tormenta.
Los Bajau no llevan ropa en el cuerpo, sino que llevan taparrabos de tela de algodón llamados “sarong”. Los hombres suelen llevar los sarongs alrededor de la cintura, mientras que las mujeres los llevan alrededor de la cadera.
Las ciudades flotantes se hacen realidad