La Revolución del Retail: Cómo Buffalo Exchange Transformó la Industria de la Moda de Segunda Mano y Creó un Imperio de $100 Millones.
En una noche tan cerrada como los secretos de aquellos años lejanos, vamos a descorrer el velo de la historia, dejando a la luz de las estrellas la desconocida saga de una tienda familiar convertida en un fenómeno a nivel nacional. Estamos en la década de 1970, cuando el concepto de comprar ropa de segunda mano aún es visto con prejuicio y desdén, clasificado como una necesidad de las clases más bajas. Pero ahí está Kerstin Block, la presidenta y copropietaria de Buffalo Exchange, luchando contra las corrientes de su tiempo.
«La reventa no era popular entonces», nos dice con la voz cargada de años y de desafíos superados. «Hemos trabajado para cambiar esa percepción a lo largo de los años».
Y lograron hacerlo: su empresa, nacida como una pequeña tienda familiar en 1974, se transformó en una cadena de 43 tiendas familiares repartidas por todo Estados Unidos. En 2019, la facturación de Buffalo Exchange alcanzó los 100 millones de dólares, una cifra astronómica verificada por los documentos de la época.
Pero hagamos un breve salto en el tiempo para contemplar el panorama actual. Hoy en día, la industria de la segunda mano es una gigante en crecimiento, se espera que su tamaño se duplique, alcanzando los 77 mil millones de dólares para 2025. Y en esta transformación, Buffalo Exchange ha estado en primera línea, abriendo camino a través de un modelo de negocio único y revolucionario.
La historia de este ascenso no sería completa sin la visión de Kerstin y su difunto marido, Spencer, quienes en 1974 abrieron su primera tienda en Tucson, Arizona. Aquí, queridos amigos, no encontraremos una típica tienda de segunda mano, ni una tienda de consignación. Los Block idearon un modelo de negocio llamado «compra, vende, intercambia», que ofrecía a los clientes dinero en efectivo o crédito en la tienda por las prendas más finas de sus armarios.
Además, otro elemento que potenció la expansión de este modelo fue la aceleración de los ciclos de la moda desde principios de los 90. La producción de prendas, que antes tomaba meses, ahora se realiza en semanas, impulsando a las personas a buscar en la reventa una forma de renovar sus armarios sin repetir outfits.
La constelación de la marca, la esencia que la ha mantenido en la cima, se puede resumir en tres puntos claves. En primer lugar, la popularización del modelo «compra, vende, intercambia», adoptado hoy en día por multitud de tiendas de reventa, desde tiendas locales como Beacon’s Closet en Nueva York hasta cadenas nacionales como Plato’s Closet.
El segundo punto es tener a las personas adecuadas haciendo las cosas correctas. Kerstin, la artista, se ocupaba de la moda y el marketing. Spencer, por otro lado, se encargaba de las operaciones comerciales, incluyendo la contabilidad y la publicidad. Cada uno sacaba partido de sus fortalezas, sin intentar suplir el papel del otro.
Finalmente, poseían una habilidad innata para saber qué vende. Al igual que Kerstin y Spencer construyeron su negocio a través de sus habilidades únicas, la empresa busca empleados con un conocimiento especial de la moda. Cuando los clientes entran en Buffalo Exchange con una bolsa llena de ropa, los asociados de la tienda, conocidos como compradores, son los que seleccionan cada pieza para encontrar las joyas.
No se trata solo de un negocio, se trata de una pasión, de un amor por la moda y por lo vintage. Porque al final, como nos recuerda Rebecca, hija de Kerstin y vicepresidenta de la empresa, lo que realmente importa es ayudar a los clientes a encontrar ese tesoro que estaban buscando, esa prenda única que les hará sonreír. En el universo de Buffalo Exchange, ese es el verdadero arte de la reventa.