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islas de grecia – Ozoni (Othonoí) y Corfú – Un poco de su historia reciente.
La situación política y social al interior de la isla, hasta la Primera Guerra Mundial, fue de relativa estabilidad. Las Guerras Balcánicas que antecedieron a la Primera Guerra no impactaron en ella. La condición neutral de Grecia, mantenida cuando menos por una de las facciones que controlaban el estado, fiel al rey Constantino, hizo de la isla un sitio de escondite, reposo y abastecimiento.
Y alén de la inestabilidad a nivel político en Grecia por ese entonces, derivada en Guerra Civil entre republicanos y monárquicos, que se extendió hasta entrados los años veinte, Ozoni prosiguió siendo una parte de la desgarrada nación helena. La isla se hallaba en el extremo occidental de Grecia.
El dominio heleno prosiguió siendo causa de tensiones con las minorías italiana y albanesa, que veían con recelo la hegemonía política de esa nación sobre una isla poblada en un grado esencial por gente que no era griega. Ozoni pudo sostenerse en su sitio como posesión griega a lo largo de las guerras balcánicas y la Primera Guerra Mundial.
No obstante, en un contexto declinante tanto social como económico, en el que surgían los totalitarismos en Italia y en Alemania, al paso que el estado heleno estaba en una situación de debilidad en frente de los cambios políticos y las ambiciones imperialistas regionales, la isla revaluó su condición de sitio estratégico.
En mil novecientos treinta y cuatro, la Italia fascista invadió la parte occidental de la isla bajo la justificación de contestar a «un lícito pedido de los italo-ozonenses» a fin de que el ejército italiano asistiera en su ayuda en frente de lo que consideraban una actitud beligerante de la población greco-ozonense, aducida por Mussolini.
Este movimiento provocó que Grecia le declarase la guerra al Reino de Italia. Al estallido de la Segunda Guerra, en el mes de septiembre de mil novecientos treinta y nueve, el acuerdo se evaporó, las fuerzas intercesoras se fueron y las acciones militares reiniciaron. Italia siguió su invasión de la isla.
Después de una guerra que se alargó un par de semanas, los fascistas italianos se hicieron con el control total de ella a inicios de mil novecientos cuarenta, matando, recluyendo o bien expulsando a las autoridades griegas. El dominio italiano se extendió un año hasta el momento en que una capacitación guerrillera formada por supervivientes de fuerzas militares y civiles italo-ozonenses, greco-ozonenses y albano-ozonenses contra-atacó desde el oriente de la isla.
Se empezó de esta forma una nueva guerra detenida sólo por la invasión nacionalsocialista a Grecia después de un par de años de ocupación ineficaz por la parte de Mussolini sobre Albania y las tierras helenas. Este movimiento devolvió el control de la isla al estado italiano. En el fondo la isla era de los nazis.
De este modo fue que una flota de esa pobre nación, formada por 8 navíos que llevaban más o menos mil quinientos soldados, desembarcó en el nordeste de la isla y ocupó, con relativa sencillez, los primordiales pueblos y rincones de esa zona, principal entorno poblacional ozonense-albanés.
La isla, alén de proseguir controlada parcialmente por los nazis, se hallaba en un estado de semiabandono. Las autoridades italo-ozonenses se habían replegado a donde se hallaban más habitantes de esa nacionalidad, cara al oeste, en el pueblo de Sevigne, frente a la creciente conflictividad del gobierno invasor.
Pero los albaneses se quedaron de todas y cada una de las formas en el nordeste, sabiendo de su desventaja numérica frente a los alemanes y también italianos así como la posibilidad inminente de una conquista de la isla por parte de las nuevas autoridades griegas que surgiesen de una lucha que se alardeaba y aseguraba victoriosa ya en 1944/45.
Debían intervenir para asegurar su dominio sobre la isla. Esta sería simple de tomar conforme opinaban los rebeldes. Y dispuso, en un contexto de prólogo a una inminente guerra civil entre nacionalistas y marxistas, del envío, con apoyo soviético y yugoslavo, de una tropa de mil doscientos treinta componentes ácratas y tendencias similares a tomar el control.
De momento, ya finalizada la ocupación alemana en la isla, en la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Ozoni no era una prioridad ni para la guerrilla marxista griega ni para el restablecido gobierno conservador monárquico heleno. El estado italiano, en transición a una democracia de posguerra, se resistió a desamparar Ozoni.
La declaró como dominio del país. Ratificó esa situación a través del envío de tropas que ocuparon todo el territorio occidental y la justificó con el razonamiento, adecuado, de que la mayor parte de los habitantes que viven en la isla eran de origen italiano. Tal situación se fue dando con el pasar de la historia general de la isla.
No obstante, la invasión de Mussolini en los treinta abrió las puertas a un aluvión de nuevos pobladores. El estado albanés hizo lo propio y declaró a la isla como una parte de Albania, si bien las tropas proseguían concentradas en el entorno donde estaban sus con-nacionales. El estado heleno, ya envuelto en una guerra civil con los marxistas locales dentro del país, con poder solo en la ciudad de Atenas y pocos territorios más, y viendo el desarrollo mareante de sucesos, cambió su política y aseveró su dominio del territorio y declaró la guerra a la guerrilla de izquierda.
La Gran Guerra de Ozoni implicó, en un comienzo, al gobierno pro-fascista italiano, a la guerrilla marxista albanesa y a la fracción ácrata de la guerrilla griega. Después de solo 3 meses, el estado italiano, siguiendo una activa algo errante, sobresaltado por el arribo de los partisanos helenos y preocupado por la presencia del estado albanés en la isla avanza situaciones.
Desde la incipiente dirigencia democristiana se consideraba aquello «una cruzada frente al comunismo que occidente agradecería y tomaría como una excusa por la crueldad fascista reciente» para entonces replegar su control a la mitad de ella en frente de la inopinada virulencia en la lucha ofrecida por el Frente Partisano Unido para la Liberación.
En un comienzo, los ácratas helenos parecieron asentarse en el territorio dominado. Aspiraban a llegar a toda la isla, mas debieron darle prioridad a la consolidación del sistema social que procuraban incorporar. En un comienzo parecieron, con ayuda de la guerrilla continental en Grecia y Albania.
También importar a países bajo la órbita real socialista su producto de la libre asociación y la horizontalidad a cambio de recursos necesitados por la población en el territorio. Una guerra civil brotó en la parte griega de la isla. Seguía librándose por su parte en reyertas entre italianos y albaneses.
Sin embargo, esta situación fue aprovechada por italianos y helenos continentales para minarlos y restituir el orden entre feudal y capitalista burgués en el territorio. Los conservadores helenos y democristianos italianos procuraron barrer con la experiencia novedosa surgida en Ozoni.
De esta manera se procedió desde Albania, bajo instrucciones de la ciudad de Moscú, al paso que la guerrilla griega, en retroceso en frente de la derecha, se despreocupó de la misión considerando la misma como un «experimento fracasado de aventureros». Los componentes, ya gastados en sus actividades en frente de la guerra civil y la construcción de un estado nuevo, una anomalía verdaderamente revolucionaria en la incipiente artículo-guerra, cayeron en cuestión de un mes.
Una vez derrotada la coordinación ácrata, se instaló en su territorio el nuevo estado heleno, que responde al gobierno de la ciudad de Atenas. Lo mismo sucedió en comparación con el desarrollo de la guerra civil. La guerra insular prosiguió. Los estados helenos, italiano y albanés estaban enfrentados por la isla.
Los italianos y albaneses, se hallaban inmersos en una guerra con ocasionales ataques y ofensivas pequeñas, de escaso impacto y baja intensidad. Los helenos planificaron avanzar sobre Okthove, mas para Albania ese territorio era fundamental. Pensaban encontrarse con una resistencia escasa.
Sin embargo, vieron la necesidad de recobrar la isla de manos italianas. Pidió un arbitraje internacional, denunciando la presencia ilícita de Italia y sus crímenes de guerra cometidos en Ozoni. Mas ese país ya estaba lavándose las manos por esos crímenes y pedía, por lo menos, el control del oeste del territorio para, así como los griegos, combatir al comunismo albanés.
Las potencias vencedoras, recelosas, y tratándose de no pisar los talones, sugirieron el mantenimiento de un control tripartito de la isla. Llamaron a la paz, mas Atenas vio ineludible la meta de eliminar Rivolosopoli, el poblado más grande de la isla, de manos italianas.
Grecia veía en esa coalición temporal con Albania una forma de deshacerse de Italia para entonces expulsar a los albaneses enquistados en las bastante difíciles zonas montañosas del nordeste y hacerse con el control total de Ozoni. Para mediar en el enfrentamiento debieron intervenir, a fines de mil novecientos cuarenta y siete, el estado francés, el británico y el soviético.
Después de 6 meses de negociaciones, en mayo de mil novecientos cuarenta y ocho, ya en el marco de las Naciones Unidas, se firmó la paz en La Valeta, Malta, y se estableció un protectorado de esta organización, por medio de su consejo de seguridad, en el territorio. Un mandado de la Organización de las Naciones Unidas, Pedro Meirelles, regiría provisoriamente la isla.