La casa del futuro resulta ser un concepto de casa centenario

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Si eres como yo, has crecido viendo (y soñando) con la Casa del Futuro en Disneylandia…

La casa del futuro resulta ser un concepto de casa centenario

La atracción formaba parte de Tomorrowland, una de mis partes favoritas del parque. Durante años, fue un lugar en el que fantaseé con la idea de vivir en un mundo en el que no tenía que preocuparme de pagar las facturas ni de ir a trabajar. Durante un breve momento, cuando era joven, parecía que esta vivienda futurista podría existir de verdad, que algún día todos podríamos vivir con una eficiencia perfecta, con nuestros asistentes robóticos y hoverboards alimentados por fuentes de energía sostenibles (o algo así). Pero cuando pasó más de medio siglo sin que yo viera esta visión realizada, mi fe empezó a decaer. Y ahora estamos aquí: ¡todavía sin hoverboards y con tantos billetes sin pagar como antes!

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El sueño original

Me han contado que la Casa del Futuro original era un prototipo de casa construido en 1957 por la empresa de plásticos Owens-Corning, como parte de su programa piloto “Wonder House”. La casa fue diseñada por George Nelson (de la fama de Herman Miller) y John Ahlfeldt.

La casa estaba situada en un suburbio de Chicago, en el 751 de Linda Lane. Contaba con muchas comodidades modernas que estaban a la vanguardia de la época, como un lavavajillas y un sistema de riego automático (naturalmente).

Owens Corning esperaba que este fuera su primer paso hacia la creación de un nuevo modelo de propiedad de la vivienda: un modelo en el que las casas se produjeran en masa utilizando nuevos materiales, como la fibra de vidrio, en lugar de la madera o la piedra; en el que las casas individuales fueran indistinguibles unas de otras; en el que los residentes pudieran simplemente elegir un plano disponible en un catálogo y recibirlo, en lugar de tener que esperar años a que los planos de un arquitecto se hicieran realidad (o, más probablemente, fracasaran).

La casa del futuro de la industria del plástico se come a sí misma.

¿Qué pasó con la casa del futuro?

El sueño cumplido

La casa se construyó en 1957 y era un escaparate de plásticos. Contaba con un sistema de aspiración centralizada, lavavajillas y hornos integrados, y las paredes eran de fibra de vidrio. Los Eames diseñaron los muebles que la acompañarían; querían crear una casa que resistiera todo lo que le echaran, una casa futurista con todas las comodidades de la vida moderna.

¿Pero qué pasó?

El sueño perseguido

Era un sueño del futuro, pero no era un sueño futurista. Era una casa ideal retrofuturista en la que vivir el futuro desde el pasado.

En otras palabras: era una idea de la vieja escuela de cómo sería la vida dentro de 20 años… ¡y las cosas no resultaron así en absoluto! No tenemos coches voladores ni vivimos en estaciones espaciales, sino que conducimos coches más caros que nunca y usamos nuestros teléfonos para todo menos para llamarnos (¿quién usa ya el teléfono fijo?).

La casa de plástico del mañana.

Tal vez si todo el mundo hubiera podido permitirse casas de plástico fabricadas por Monsanto, las cosas habrían resultado diferentes…

Aunque la Casa del Futuro no era tan futurista como prometía ser, hay algo en ella que sigue siendo retro-cool.

Construida para la Feria Mundial de Nueva York de 1964, una casa fue diseñada por George Nelson y presentaba una serie de nuevos materiales y tecnologías que pronto se convertirían en artículos domésticos comunes. En consonancia con su temática, todos los elementos de esta casa -desde las encimeras hasta las sillas- estaban hechos de plástico. Aunque hoy en día no parezca un material ideal para el diseño de viviendas, en aquella época la gente estaba entusiasmada con estas innovaciones: eran más baratas que otros materiales, pero seguían siendo lo suficientemente atractivas como para inspirar a arquitectos modernistas como Le Corbusier (una de las inspiraciones de Nelson).

Por muy sorprendentes que sean algunos elementos de esta casa (y lo son), lamentamos decir que no resultaron exactamente como se había previsto: muchas partes de La Casa del Mañana se desmoronaron con bastante rapidez tras ser expuestas a la lluvia o la nieve; otras eran propensas a agrietarse o a derretirse en condiciones de mucho calor.

Conclusión

Al final, tenemos que admitir que la Casa del Futuro fue un caso clásico de publicidad sobre la sustancia. Prometía mucho y ofrecía muy poco. Pero lo que sí hizo fue que la gente pensara en cómo podría vivir en casas de la era espacial en las que todo estaría automatizado y activado por voz. Como hemos visto en nuestro estudio del retrofuturismo en un post anterior, hay algo en este sueño que todavía nos atrae. Así que, después de todo, ¡puede que haya esperanza para el futuro!

La casa retro futurista nunca se construyó…

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